cromets #contes

cromets
de color
de col.lecció
navegants
contacta
arxius
 
Dimarts 11 de Juny

Cromets de contes agafats a Babèlia LA VENTANA DE MILLÁS / 8-6-02

J.José.Millás

Según un pensamiento japonés, es el rostro triste el que pica la abeja. Pero, según Aristóteles, todos los hombres que se han distinguido en la filosofía, el arte o la ciencia han sido tristes. El talento tiene un precio, en fin, que unas veces se cobran las abejas y otras los subsecretarios, cuya mordedura es peor, más venenosa. Quisimos averiguar cuántos oyentes habían pagado este precio y les solicitamos relatos sobre la tristeza, a la que se entregaron, por cierto, de manera ejemplar. Pocas veces habíamos recibido tantos cuentos, casi todos sinceros. Nos llegó también una carta curiosa, o rara, o inquietante, en la que una mujer decía: 'En mi barrio, cuando yo era adolescente, había un chico muy triste del que las chicas nos reíamos cuando pasaba por delante de nosotras. Yo me reía sin ganas, la verdad, porque sabía íntimamente que aquel chico era una versión de mí misma que Dios había puesto en el mundo por alguna razón inexplicable. Luego conocí otras versiones de mí (la loca, la lista, el aventurero, el tímido, la indiferente), pero ninguna me caló tan hondo como la que representaba aquel muchacho triste. Por circunstancias de la vida, me casé con él, quizá para reparar aquellas burlas, y aunque nunca le he revelado que él en realidad soy yo, a veces, por el modo en que me mira, creo que lo sabe. No hemos tenido hijos'.

La tristeza


ROSARIO BARROS PEÑA


El profe me ha dado una nota para mi madre. La he leído. Dice que necesita hablar con ella porque yo estoy mal. Se la he puesto en la mesilla, debajo del tazón lleno de leche que le dejé por la mañana. He metido en el microondas la tortilla congelada que compré en el supermercado y me he comido la mitad. La otra mitad la puse en un plato en la mesilla, al lado del tazón de leche. Mi madre sigue igual, con los ojos rojos que miran sin ver y el pelo, que ya no brilla, desparramado sobre la almohada. Huele a sudor la habitación, pero cuando abrí la persiana ella me gritó. Dice que si no se ve el sol es como si no corriesen los días, pero eso no es cierto. Yo sé que los días corren porque la lavadora está llena de ropa sucia y en el lavavajillas no cabe nada más, pero sobre todo lo sé por la tristeza que está encima de los muebles. La tristeza es un polvo blanco que lo llena todo. Al principio es divertida. Se puede escribir sobre ella, 'tonto el que lo lea', pero, al día siguiente, las palabras no se ven porque hay más tristeza sobre ellas. El profesor dice que estoy mal porque en clase me distraigo y es que no puedo dejar de pensar que un día ese polvo blanco cubrirá del todo a mi madre y lo hará conmigo. Y cuando mi padre vuelva, la tristeza habrá borrado el te quiero que le escribo cada noche sobre la mesa del comedor.


Niño pequeño


SONIA BLANCO


Siento una pena honda por mi hijo, por su sufrimiento siendo aún tan pequeño, también por el mío. Creo que tengo un niño demasiado raro. No me parece extraño que tenga temores, todos los niños los tienen, pero los suyos son muy particulares. Siente un miedo atroz cuando oye correr el agua de la cisterna, especialmente si él está cerca; teme aproximarse mucho y que el torrente de agua le succione y le arrastre váter abajo llevándole al sitio horrible al que él imagina que va todo lo que cae en el retrete. También recela del lavabo: cuando entra en el cuarto de baño, se arrima a la pared, pega la espalda a los azulejos y avanza sin darle la espalda hasta que se cree a salvo, entonces se relaja. Me costó mucho sonsacarle el motivo de su conducta, pero por fin una noche, antes de dormirse, me lo contó, le tiene miedo al borde del lavabo porque está seguro de que cuando crezca y llegué a su altura se morirá. A mí me pone muy triste que sea víctima de esa angustia con apenas tres años, pero confieso que en el fondo, lo que más me acongoja es que temo que tenga razón y sea la altura del lavabo la que haya de marcar el límite de su destino.



Qué sensiblero!

MARTA PRIETO GARCÍA


Fui un niño triste. Una vez me perdí. Le pregunté al policía si creía que íbamos a encontrar a mis padres y me contestó: 'No lo sé, chaval, hay muchos sitios donde se pueden esconder'.


Sin título

INGRID GARCÍA-WISTÄDT

Queridos Reyes Magos: quiero que me llevéis con vosotros.
cromets 3:38 p. m.